JUSTICIA.

JUSTICIA.

Sin justicia nada puede funcionar.

Cuando la justicia falla, se abren las puertas para que los ladrones entren en la casa.

Lo ideal, lo perfecto, sería que cada persona fuese capaz de entender cuáles son los límites naturales a su libertad.

Si alguien es tan iluso de pensar que somos completamente libres, se equivoca.

Nuestra libertad termina donde comienza el respeto a los demás.

No podemos hacer lo que nos plazca en cada momento.

Hay leyes no escritas, como el respeto a la vida ajena, que siempre fijan un límite que no se debe traspasar.

Dado que, a mi entender, el ser humano es un ser social, para la correcta convivencia en sociedad deben establecerse unas reglas, que bien podemos llamar leyes, que ayuden a todos a entender los límites, y a no permitir a aquellos que las traspasan permanecer impunes.

Pero la justicia no es una señorita sexy con un pañuelo en los ojos, sosteniendo una balanza, cual tendera en un puesto de verduras.

La justicia no tiene vida propia, no es un concepto que se levanta del barro, un golem, atemorizando a las habitantes del valle.

La justicia está compuesta por seres humanos, dictada por seres humanos, impartida por seres humanos.

Por lo tanto lo primero que debe cuidarse es quién puede dictar la justicia, y quién puede impartirla.

La justicia la dicta el gobierno de turno.

Por ello es tan importante la democracia participativa, para evitar abusos temporales.

Esto se abordará en el capítulo correspondiente.

Aquí nos centraremos en quién debe dictar la justicia, y en los medios de que debe disponer.

Actualmente los jueces son personas que terminan una carrera difícil.

Esto les ha obligado a vivir una gran parte de su tiempo dedicada al estudio, alejados de la realidad cotidiana durante años.

Posteriormente dedican varios años más a aprobar una oposición durísima, años durante los cuales uno debe estudiar, estudiar y estudiar sin hacer prácticamente otra cosa.

Una vez aprobada la oposición estas personas, que no conocen nada del mundo laboral, que han vivido en un estado de semisoledad, cuyas relaciones sociales han sido escasas, se encuentran con un poder casi omnímodo en sus manos.

Personas que, a mi entender, no están capacitadas para la labor que han de acontecer.

Porque esto no consiste sólo en empollar, empollar y empollar.

Consiste en entender, desde el punto de vista de las leyes, y desde muchos más puntos de vista.

Creo que ahora mismo la mayoría de los jueces son seres extraños, que dictan sentencias a su libre albedrío.

Un cuerpo corporativo de acero, amo de numerosas injusticias, al que es muy difícil hacer frente cuando te sientes estafado por sus decisiones.

Sólo los poderosos pueden enfrentarse a este cuerpo, y derrotarlo cuando las sentencias no son justas, o incluso justas, como se ha visto en estos últimos años.

Como en una lucha entre castas.

Mi primera sugerencia es eliminar la entrada a los cuerpos judiciales por oposición.

Se debe entrar a estos cuerpos de una manera correcta, por carrera, por aprendizaje, sin obligar al individuo a renunciar a vivir en sociedad.

Yo crearía la carrera de juez.

Tendría diferentes especialidades.

Las personas que la aprobasen, con criterios no sólo académicos, sino siendo sometidos a pruebas que indicasen si su personalidad es la correcta, tendrían que pasar un tiempo, unos años, como aprendices en los juzgados, igual que hacen los médicos.

Finalmente adquirirían la categoría de jueces, tras un proceso natural, guiado, sin estrés, siendo personas equilibradas y profesionales cualificados.

Además, tampoco cerraría la puerta a la experiencia.

Es muy importante aprovechar la experiencia de las personas que han desarrollado una carrera en otro ámbito y que descubren, con los años, una vocación tardía, pero madura.

Yo permitiría a las personas que tuviesen más de diez años de experiencia en el mundo profesional realizar un máster para ser juez. Un máster público compatible con el horario laboral por ley, para defender al trabajador que desee realizarlo. Digo esto porque en estos tiempos los gestores de las grandes empresas se han acostumbrado a que una buena parte de los trabajadores realicen jornadas de trabajo de diez o doce horas diarias, sin cobrar horas extras. La prioridad es cuidar la sociedad, y balancear estos abusos de tal forma que cumpliendo las labores profesionales estas personas pudiesen luchar por aportar a la sociedad el valor que ellos sienten que poseen.

Posteriormente realizarían sus prácticas, y podrían adquirir la titulación de juez.

En todos los pasos del proceso deberá buscarse un equilibrio entre la oferta y la demanda.

Respecto a los medios la justicia siempre debe ser pública, financiada por impuestos, en todas sus fases, preparación, dictado y seguimiento.

Se crearán juzgados por especialidades, dotados de los más modernos medios técnicos.

A partir de este punto se pueden desarrollar muchísimos más avances, cientos, referentes a cada uno de los puntos que conlleva la justicia, pero pienso que el gran mal que nos acosa hoy en día comienza por los pilares, que son las personas que la componen.

Por supuesto, para el resto de puestos de funcionarios de justicia también eliminaría las oposiciones, y establecería mecanismos de entrada por vías de desarrollo y formación, como explicaré en el último punto.

Debemos entender que los poderosos, bien sean políticos, bien sean directivos de grandes empresas, millonarios, delincuentes, no desean una justicia fuerte, que no haga distinción entre ricos y pobres, entre famosos y desconocidos.

Desean una justicia a su conveniencia, maleable, flexible, que se adapte en cada instante a sus necesidades.

Debemos concienciarnos de lo que significa este punto para poder caminar hacia el futuro con paso firme.

A LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Escribir comentario

Comentarios: 0
Ir arriba

TRADUCTOR IDIOMAS

CONTADOR VISITAS

contador de visitas

"EL HOMBRE QUE NO SE ENCUENTRA A SI MISMO NO ENCUENTRA NADA" (Goethe)

"EL PODER CORROMPE PERO LA OBEDIENCIA TAMBIEN"

EN CUANTO ALGUIEN COMPRENDE QUE OBEDECER LEYES INJUSTAS ES CONTRARIO A SU DIGNIDAD DE HOMBRE, NINGUNA TIRANÍA PUEDE DOMINARLE. (Mahatma Gandhi)

TODA VERDAD PASA POR TRES FASES. PRIMERO, ES RIDICULIZADA. LUEGO, RECIBE UNA VIOLENTA OPOSICIÓN. FINALMENTE, ES ACEPTADA COMO EVIDENTE. (Arthur Schopenhauer)

UN TÍTULO NO GARANTIZA LA REAL COMPETENCIA NI LA HONESTIDAD PROFESIONAL O PERSONAL DE QUIEN LO POSEE. (Freeman)

"EXCELENTE MAESTRO ES AQUEL QUE ENSEÑANDO POCO HACE NACER AL ALUMNO EL DESEO DE APRENDER" (Arturo Graf)

Declaración Universal de los Derechos Humanos. Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión